domingo, 4 de diciembre de 2011

Colombia: "Las secuestraban para violarlas y se las repartían como vacas" .....por Prensa Rural

“En el Magdalena a las madres las obligaban a buscar los cuerpos de sus hijos por días, los cadáveres que los paramilitares mataban y botaban lejos"


  Una mujer, una campesina, una líder de la Asociación de Mujeres del Magdalena, se paró en frente de un auditorio de 300 personas. Sin timidez. Tenía en las manos un escrito que había preparado para ese día. Lo leyó con la voz quebrada mientras las lágrimas le resbalaban y se escondían en su blusa. Su testimonio inauguró la Semana por la Memoria y ayudó moldear el informe: “Mujeres que hacen historia. Tierra, Cuerpo y Política en el Caribe Colombiano”. Esto fue lo que contó.
“En el Magdalena a las madres las obligaban a buscar los cuerpos de sus hijos por días, los cadáveres que los paramilitares mataban y botaban lejos. A otras les ordenaban no darles sepultura. A las celosas les exigían barrer las calles a pleno sol. A las que eran habladoras las amarraban a un palo todo el día. A las que usaban faldas cortas les rapaban el pelo o les marcaban la piel. A las que acusaban de infidelidad las mataban. A las que señalaban de ser colaboradoras de la guerrilla las torturaban y las violaban, como trofeos de guerra. A las campesinas las mandaban a lavar la ropa y las botas ensangrentadas y les decían que tenían que cocinarles. ¿Quién les decía que no?
En Orihueca, por ejemplo, a las mujeres de los obreros y campesinos las secuestraban todas las noches y las llevaban a pernoctar con los paramilitares. Las montaban en las camionetas y luego se las repartían como quien reparte vacas. Y cuando no se movían o no se dejaban acariciar, por el asco que les producía, las torturaban con puñales, les laceraban el cuerpo. Las violaban en público y en plena calle del pueblo.
Está el caso de la mujer de Piñuela, a quien el asesino de su esposo la forzó a convivir con él en su propia casa. La forzó a cobrar la pensión de su esposo asesinado para gastarse la plata en parranda. Tuvo que parir el hijo de su victimario y fue presionada a ir con él al campamento en donde cometían crímenes. Un día, en medio del miedo, escapó como pudo y lo denunció.
También acosaban sexualmente a todas las niñas de los pueblos. En las escuelas, los chicos no se atrevían a enamorarlas porque ya tenían dueños. Como Silvia, que apenas con 13 años estaba destinada a ser mujer de varios paramilitares y no se les permitía a los chicos mirarla. Si lo hacían firmaban su sentencia de muerte.
No puedo olvidar −no borraré de mi memoria− a una niña de 12 años que fue llevada a empujones, llorando por el camino a pie que va a la finca La Guachatela, en la Sierra, en donde su padre negoció su castidad con el patrón, el mismo que compraba la virginidad de las niñas menores de 14 años en 5 millones de pesos. Cuando llegó la encerraron durante 15 días. A las afueras estaba rodeada por hombres armados. Daba gritos cuando el patrón se acercaba a besarla, cuando la tocaba con sus manos asesinas. Hoy cuenta con dolor que era un viejo de 60 años, y que a pesar del tiempo ella sigue sintiendo asco de su cuerpo, y no ha podido olvidar.
No es fácil contar estas historias. Las mujeres que se atrevieron a relatarlas son las valientes que vencieron el dolor y la vergüenza. Han resistido y siguen resistiendo porque en el Magdalena muchos actores armados siguen en el territorio. Son ellas quienes reclaman respeto, las que no quieren más violencia feudal, ni más patrones o caciques que prostituyan a las niñas. Las que quieren sentirse bellas y dignas, capaces de inventar, de conocer, de soñar con que el amor existe”.

Los paramilitares de Puerto Gaitán llegaron a extremos que el mundo sólo conocía en la Segunda Guerra Mundial... A las mujeres que no obedecían sus órdenes, las condenaban a trabajos forzados en sus campamentos y las calveaban para el escarnio público.
Una de las víctimas y dos paramilitares aseguran que el alcalde que se va a posesionar en Puerto Gaitán era quien escogía a las castigadas y quien le recomendó a los paramilitares que las castiguen.
Una víctima de estos hechos lo testificó.
María: "En ese tiempo aquí mandaban eran los paracos y en ese tiempo ellos eran los que castigaban y ponían las leyes y para ponerle las leyes a uno y castigarlos, se lo llevaban a uno 3, 2 meses.
Una vez reclutada, los paramilitares dispusieron de María a su antojo. "Nos cortaban el cabello, nos ponían a trabajar en las carreteras, arreglando carreteras; privadas de la libertad, por allá en las fincas, eso era terrible". La historia de su rapada como castigo a su “desobediencia” calificada por los paramilitares se remonta a junio de 2003.
"Yo era una niña menor de edad, no tenía ni 15 años cuando trabajaba y se acercaron donde yo trabajaba y me dijeron que me tenía que ir a presentar allá". Cuando María se presentó supo que había una lista en donde estaba inscrita y que alguien se había quejado de su comportamiento.
En primera mano el Sr. Guillermo y en segunda el señor personero, Edgar Silva, en ese tiempo, hoy el actual alcalde. "Él era el que señalaba quién iba y quién se quedaba".
Se refiere al candidato a la alcaldía del departamento de Puerto Gaitán hace un mes, Edgar Silva, que en esa época era personero del municipio. "Él hablaba con Don Pablo y le comentaba los problemas que le llegaban a diario a la oficina de la personería".
Y la vida, a partir de ese momento, le cambió por completo. El entonces personero, Edgar Silva, hoy elegido alcalde en Puerto Gaitán negó haber participado en estos hechos.
"Yo quiero decirles a todos los televidentes, especialmente a los habitantes del municipio de Puerto Gaitán que esas aseveraciones hechas por ese individuo son totalmente falsas.
Pero, en el portal Verdad Abierta todavía tienen en su web las declaraciones que el alcalde electo Edgar Silva dio ante Justicia y Paz, en febrero de este año para responder por los hechos sucedidos en Puerto Gaitán. “Mencioné esas actividades cuando las mujeres estaban involucradas en riñas, o escándalos, chismes, comentarios. Sí era normal que se aplicaran esa serie de castigos”.
A pesar de las declaraciones del ex paramilitar Pocillo a la Fiscalía y de su jefe Guillermo Torres, no hay abierta ninguna investigación.





Vìa, fuente :
http://www.lahaine.org/index.php?p=57974

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