lunes, 5 de diciembre de 2011

Mèxico : AMLO, para ganar la Presidencia debe negociar con “chuchos”, empresarios, clero y yanquis, ¿Qué quedará? Pedro Echeverría V.

1. Quizá la vida política es pura negociación y acuerdos desde que se instaló a mediados del siglo XIX –hace más de 150 años- el liberalismo y la llamada democracia. Aunque sean acuerdos autoritarios entre la pareja, los hijos, vecinos, gobierno, empresarios, la realidad es que después del derrumbe del feudalismo, la aristocracia y el gobierno hereditario, es ya muy difícil tomar determinaciones sin consultar. El problema es averiguar qué es lo que queda de las ideas y programas originales de un equipo que ha analizado con detalle los asuntos después de entregar por partes -concesión tras concesión- asuntos que no se preveían. Es el caso de los partidos políticos que para crecer tienen que negociar, de López Obrador que está obligado a negociar con casi cualquier gente olvidando que su proyecto original es hacer un gobierno de izquierda o, por lo menos, socialdemócrata honrado.

2. AMLO, al no poder sacar a los “chuchos” de la dirección del PRD y adoptar al mismo tiempo los ideología cuasi religiosa de “amor y paz”, tendrá que marchar con aquellos que han manifestado en varias ocasiones su oposición a la estrategia política que ha instrumentado de desconocimiento y confrontación con el gobierno de Calderón. No tiene otra salida: tiene que negociar porque sus fuerzas son insuficientes para competir electoralmente. Pero no solamente están en su camino los chuchos y Ebrard, también están los empresarios y sus por lo menos 10 grupos: los Slim, Azcárraga, Hernández, Larrea, Bailleres, etcétera, cuyo único objetivo es ganar dinero y para ello están dispuestos a aliarse con quien más ganancias y seguridad les garantice. Los empresarios están seguros con la candidatura de Peña Niet o del PRI, pero si López Obrador le promete tener las manos y los negocios más libres, podrían cambiar.

3. El problema es que estos fulanos, los empresarios, no tienen amigos sino intereses, tal como decía el yanqui Foster Dulles de sus gobiernos. ¿Será que AMLO –más cercano a una economía del tipo keynesiano, de mayor intervención del Estado en la economía, pudiera garantizarles más ganancias que el priísta Peña Nieto, decido partidario de la privatización y de las grandes inversiones empresariales? De todas maneras los empresarios son experimentados en economía así como los gobiernos en política. Los empresarios y el alto clero se influyen mutuamente porque uno sin el otro no pueden vivir. Es lo que Salvador Alvarado llamó en Yucatán la “casta divina” como santa alianza entre los dos porque sus actuaciones e intereses concordaban. ¿Por qué el alto clero pregona la paz y el amor entre explotados y explotadores, en pobres y ricos, sino para recibir apoyos empresariales, “donaciones piadosas” para la iglesia?

4. Pero aunque se niegue, o lo niegue López Obrador, tendrá que llegar a acuerdos con la embajada yanqui, sobre todo, por la campaña de acusaciones de pro-chavista que han realizado contra él. Los yanquis cuentan con todos los argumentos y los medios para “convencer” a cualquier candidato o presidente mexicano de sur su incondicional como lo fueron los presidentes desde 1982 o por lo menos no tan sumisos, tal como lo fueron Cárdenas, López Mateos, Echeverría y López Portillo. Los yanquis de la embajada preguntan: ¿Cómo vez al gobierno de EEUU, qué relaciones tienes con el gobierno cubano y el venezolano, cómo vas a tratar a los empresarios, cómo son tus relaciones con el clero? Por otra parte te preguntan: ¿Sábes cuantos trabajadores mexicanos están en los EEUU? ¿Conoces en términos redondos cuál es la deuda de México con EEUU? En fin, con datos y declaraciones en la mano, someten al pobre candidato o presidente.

5. La realidad es que Peña Nieto, el candidato del PRI, -igual que cualquier presidente o candidato del PAN- será igual a Carlos Salinas. Su ruta fue trazada desde que formó parte importante del gobierno muy corrupto de su tío Arturo Montiel en el Estado de México: mucho más privatización, neoliberalismo y entrega de los intereses de México en beneficio de los EEUU. Los peleles Fox y Calderón quedarán chiquitos ante la “sumisión inteligente” de Peña Nieto a las políticas intervencionistas yanquis. El candidato del PAN, que parece que no estará en la competencia porque después de Fox y Calderón, los electores mexicanos deben estar “hasta la madre” con los panistas, sería igual que Calderón y llevaría al país a otros seis años perdidos. Peña Nieto es, sin duda, por sus apoyos empresariales, el pe rsonaje más peligroso para el país, en particular para los trabajadores que representan el 80 por ciento de la población.

6. López Obrador, aunque llegue muy amarrado por chuchos, empresarios y yanquis, conservará una gran voluntad de cambio enraizada durante seis años de visitar comunidades; pero sería un error, estar fuera de contexto, pensar que podría romper las viejas estructuras capitalistas que dominan al país. México con 113 millones de habitantes se parece más a Brasil con 200 millones que a Venezuela con 30 o Cuba con 12 millones. Por eso en la especulación de que si López Obrador sería como Lula o como Chávez –aunque yo quiera que sea tan antiimperialista como Chávez, Castro, Morales u Ortega- se parecerá más a Lula porque la derecha mexicana (PRI, PAN, medios de información, empresarios) no dejarán de encorralarlo. Tanto en Cuba, como en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, hubo que cambiar la Constitución con otra que le permitiera al gobierno poder beneficiar las demandas populares.

7. Los llamados gobiernos progresistas que buscan servir a los intereses de los trabajadores tienen la obligación de gobernar de manera distinta a como lo hace la derecha, el PRI o el PAN. Los gobiernos perredistas de Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, ciudad de México, gobernaron y gobiernan como lo hacen esos partidos de la burguesía; y los diputados y senadores del PRD no se diferencian mucho de los del PRI y PAN. ¿Cómo entonces la población va a poder discernir, ver diferencias si no las hay? Será hasta febrero o marzo de 2012 cuando veamos el comportamiento de los candidatos, de los medios de información, de los empresarios, etcétera, será cuando empecemos a saber quién se quedará con la presidencia. Ya se podrá ver si López Obrador puede ganar o no, también si debe seguir en la campaña o debe retirarse para adoptar otra estrategia: lo que he llamado el Plan B.

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