martes, 20 de diciembre de 2011

Mèxico : Peña Nieto, melodista....por Alonso Arreola....Lo más grave del terrorífico “solo” de voz de Peña Nieto, claro, es que refleja, ya no la manoseada estadística de la poca gente que lee en nuestro país, sin importar su nivel económico, sino aquella aún peor de la gente que no entiende lo que lee; que no comprende ni dialoga frente a un texto y que sólo aplaude las ocurrencias.

Sí, lo sabemos, esta es una columna musical. Desde ya intuimos que las líneas siguientes resultarán un tanto forzadas. Nos arriesgaremos porque parten de una molestia que vestiremos de analogía. ¿Asunto? El “error” de Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ése que se asemeja a la fallida improvisación de un músico mal preparado, carente de sustancia, conocimiento y, sobre todo, con poca idea melódica.
Ya lo dicen autores como Jim Grantham, Ron Miller y Walter Piston en libros de composición, armonía y arreglo: la creación de melodías es la más elevada expresión de nuestras capacidades musicales y puede compararse con el lenguaje hablado, pues todos nos expresamos verbalmente de manera diferente. Debemos ser capaces de escucharnos a nosotros mismos, de atender al flujo que vamos creando espontáneamente para lograr congruencia y buen desarrollo en nuestras ideas. De ahí que una buena melodía cuente una historia y provoque dialéctica entre “llamados” y “respuestas”; que cumpla con una curva y un plano; que alcance clímax y no exceda su rango natural; que sea consciente del ritmo para crecer sin dislates... En resumen, una buena melodía, como un buen discurso, posee todo lo que Peña Nieto no supo ofrecer aquel día.
En piezas populares como “Las mañanitas” lo mismo que en la Novena de Beethoven, muchas de estas teorías descriptivas –no reglas ni recomendaciones– se cumplen dotando de proporción, belleza y cordura al canto. Conclusiones universales; son parecidas a las que sostienen un buen ensayo literario o hacen sólida una coreografía dancística. Son las que nuestros políticos parecen no haber estudiado formalmente, ni aprendido empíricamente, ni desarrollado intuitivamente.
Lo más grave del terrorífico “solo” de voz de Peña Nieto, claro, es que refleja, ya no la manoseada estadística de la poca gente que lee en nuestro país, sin importar su nivel económico, sino aquella aún peor de la gente que no entiende lo que lee; que no comprende ni dialoga frente a un texto y que sólo aplaude las ocurrencias. Eso explica por qué son tan populares Sabines, Cortázar o Monsiváis. En ellos la ocurrencia, la “puntada”, es importante y parece bastarse sola. Afortunadamente, empero, tienen además un buen músculo para cubrir el esqueleto y nos regalaron mucha y muy valiosa sustancia entre líneas. Algo parecido pasa con la música, más democrática por su naturaleza etérea. En ella también hay compositores que se parapetan tras la ocurrencia y hay quienes saben llevarla lejos. Lo malo es que, trátese de clásica, jazz, rock, pop o folclórica, hoy vivimos un mundo sonoro que para muchos resulta infranqueable en términos analíticos, por lo que decide consumirlo superficialmente, sin atrapar ni gozar sus más subterráneas cualidades.
Así las cosas, el tropezón de Peña Nieto no sólo revela su poca lectura sino lo que ésta dejó en su ser: nada. De lo contrario, pudo haber salido al paso improvisando no sobre títulos y autores, sino sobre ideas y formas. Claro, también llama la atención que gente acostumbrada al panfleto, la promesa y la mentira no tenga asociaciones simples. Mencionar la Biblia en lugar de caer, por lo menos, en lugares comunes como el Quijote, Cien años de soledad o Pedro Páramo es demasiada obnubilación. Pero bueno, se trata de un círculo vicioso. Lo sabemos porque en esta fil tuvimos la oportunidad de hablar con varios reporteros y nos asombró su ignorancia. Acercándose a decenas de autores que hacen de Guadalajara su spring break para lograr toda promoción posible –indiscriminadamente–, estos cavernícolas de la grabadora reafirman la estadística mencionada: leen poco y entienden menos; existen porque no hay reclamo para que sean mejores.
En conclusión, aspirar a un estado superior en donde se disfruten, juzguen y compartan otros valores estilísticos, estructurales y semánticos resulta impensable. Supongamos que Peña Nieto ha leído algún librito por ahí. La pregunta entonces es si lo habrá entendido. A juzgar por ese solo de lengua que nos regaló, creemos que lo único que sabe hacer es tocar covers “de oreja”, esto es: ejecutar las mismas frases de siempre, ésas que quieren oír los anhelantes no de tranquilidad, sino de olvido.

Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/12/18/sem-alonso.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

free counters

Datos personales

Mi foto
Malas noticias en los periòdicos, asesinatos, enfermedad, pobreza, dolor, injusticias, discriminaciòn, guerras, lo grave es que nos parece normal.

Ecologia2