Herramienta
hija del modelo liberal, anclada en el viejo concepto del
Estado-Nación, limitada, no entiende lo colectivo y que confía en los
gobiernos como garantes de los mismos derechos que violan… Los Derechos
Humanos certificados por la ONU no son la panacea, pero son espacio de
resistencia de los excluidos. El 10 de diciembre se ¿celebra? “su día”.
En
América Latina y El Caribe los Derechos Humanos consensuados por los
Estados en 1948 nunca han estado de moda… entre los gobiernos. Las
últimas semanas hemos escuchado a Rafael Correa, presidente de Ecuador,
arremeter contra el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y Brasil
se ha declarado en insumisión contra la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. A casi ningún Ejecutivo le agradan los informes sobre
violación de Derechos Humanos que hacen públicos las organizaciones
independientes. De hecho, podemos constatar el permanente incumplimiento
de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo
anecdótico de los mecanismos de evaluación del Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas -enredado en esa diplomacia que no quiere
molestar a los gobiernos fuertes y que machaca a los débiles-.
Los
derechos humanos son portadores en sí de una contradicción: Los que
deben garantizarlos (los Estados), son los mismos que los violan. Están
redactados en un momento y en un contexto histórico sobre el borrador
hecho por las potencias del Norte. Hoy, en 2011, parecen insuficientes,
ajenos a problemáticas como la violación contra los derechos
comunitarios, los derechos ambientales o la participación política.
En cualquier caso, el 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos y, aunque en Otramérica
compartimos las dudas de muchos analistas respecto a la inmovilidad de
esta garantías, creemos que es un buen momento para hacer un repaso por
las amenazas a estos derechos que consideramos tan colectivos como
individuales (aunque en su origen está la separación
Estado-Individuos)*. Dirigiéndote a los enlaces destacados podrás
recordar algunos de los casos más significativos.
–
Honduras, la represión estructural: Probablemente,
el país donde la situación de Derechos Humanos se ha degradado de una
forma más vertiginosa en los últimos dos años. En lo que va de 2011 ya
se han registrado 59 asesinatos políticos, que se suman a los 61 de
2010. También han sido asesinados 17 periodistas
en estos dos años. El golpe de Estado de 2009 agudizó la situación de
violencia en el país e inauguró una época de represión y hostigamiento.
Leer: Entrevista a Berta Oliva, de COFADEH.
Colombia, el Estado que nunca dejó de matar: Hace
apenas tres días la oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos en Colombia denunciaba una campaña de desprestigio contra los
defensores y defensoras de Derechos Humanos en el país. Entre junio de
2010 y mayo de 2011, fueron asesinados 54 defensores de DDHH y se
registraron 255 agresiones de diferente tipo. La Misión Internacional de
Verificación, con 40 delegados de 15 países, ha denunciado que la
violación de derechos humanos “va en aumento”. Colombia sigue siendo un
cementerio para los DDHH
donde la impunidad es especialmente llamativa en casos como el de los
2.500 falsos positivos en los que el Ejército, bajo las órdenes de Juan
Manuel Santos (actual presidente del país y entonces Ministro de
Defensa), asesinó a jóvenes de barrios marginales y los presentó como
guerrilleros.
México, más allá de la sangría narco:
lo que trasciende es la violencia de los cárteles ilegales y la llamada
‘guerra contra el narco’ del Gobierno (que ha dejado 50 mil muertes,
250 mil desplazados y un incremento de la muerte violenta de niños y
niñas, así como de mujeres). Pero la violación a los Derechos Humanos es
permanente en el país por parte del Estado y de las empresas. La falta
de derechos laborales,
la represión por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, la
persecución a defensoras y defensores de DDHH (63 asesinados durante el
gobierno de Felipe Calderón), el uso de paramilitares para hostigar a comunidades en lucha contra megaproyectos…
Pequeños
y ocultos: Los gobiernos de los países ‘invisibles’, que son muchos,
pueden violar los Derechos Humanos con más ‘alegría’. Casi nadie ha
estado atento a la brutal represión de las marchas de aquellos
descontentos con el conteo electoral en Guyana o en Nicaragua. Tampoco
hay ojos suficientes posados sobre Guatemala, donde la situación está ya fuera de control y llega un presidente militar, ni sobre Panamá,
donde la situación de DDHH se ha degradado de forma significativa en
estos dos últimos años. Haití ya no es noticia, dos años después del
terremoto que sepultó lo que ya estaba en ruinas y todo se justifica por
una especie de ‘incapacidad’ crónica o de maldición sobre todo un
pueblo (demasiado fácil); Jamaica sólo salta a los medios cuando el
narcoestado hace aguas por alguno de sus múltiples brechas; Surinam y su
presidente militar ex dictador no suele salir en los informes por la
violencia que el Estado, en connivencia con las mineras, ejerce contra
numerosas comunidades afrodescendientes e indígenas…
Pueblos originarios:
La resistencia se castiga. Los pueblos indígenas sufren un acoso
especialmente grave. La resistencia territorial ante el empuje de la
minería, los proyectos energéticos o agroindustriales han puesto a los
indígenas en primera línea de esta guerra invisible pero muy real.
Algunos casos a destacar son los de los Mapuche en Chile, los Awá en Colombia y Ecuador, el encarcelamiento de líderes indígenas en Ecuador, los 64 pueblos indígenas amenazados
de extinción en Colombia, o la represión de los pueblos que defienden
el parque del TIPNIS en Bolivia. En Brasil, dos crisis han centrado la
violación de los DDHH: la de la represa de Belo Monte (río Xingu) y la de los guaranís en el Mato Grosso.
Violencia policial, resurgimiento militar.
Quizá sea un pleonasmo, pero las policías de América Latina y El Caribe
se han convertido en un factor de violencia casi incontrolable. La
pérdida de credibilidad y las denuncias por violación de los Derechos
Humanos han afectado este año a las instituciones de República Dominicana,
Honduras, México, Colombia, Chile, Bolivia o Ecuador. Corrupción, uso
excesivo de la fuerza, torturas, connivencia con el crimen organizado…
Los hechos que enturbian la confianza en la policía está provocando una
remilitarización de algunas zonas de la región. En Honduras se ha
decretado el estado de emergencia por seguridad pública para que el
Ejército retorne a las calles, en Guatemala, un militar sospechoso por
crímenes de lesa humanidad ha llegado al poder, en Panamá las
inversiones en armamento superan los 500 millones de dólares, el pie de
fuerza en México o en Colombia no deja de crecer y las inversiones militares
en países como Chile siguen siendo desorbitadas, donde coincide que la
exigencia por el derecho a una educación gratuita y de calidad ha sido
la noticia del año.
Mujer, amenaza y muerte. Si la violencia paramilitar se ha ensañado especialmente con las mujeres en Colombia ,
en México los femicidios han dejado de ser noticia por exceso. La
situación de niñas, adolescentes y mujeres adultas en Latinoamérica es
de riesgo para sus derechos humanos. Las organizaciones feministas y de
mujeres son cada día más activas y su presencia pública es una amenaza
para los poderes tradicionales. En Bolivia, las mujeres están sido vanguardia en el proceso de descolonización, en Argentina
enfrentan el proyecto soyero, en México son referencia en la lucha por
los derechos humanos… la voz y la acción de las mujeres es amenaza y se
paga con la muerte.
Afrodescendientes, silencio. La ONU, en su costumbre de provocar efemérides, decidió que 2011 era el año de las personas afrodescendientes.
Obviamente, su iniciativa ha tenido poco éxito en un mundo que ha
heredado sin matices la mentalidad racista y colonial. En América latina
y El Caribe se calcula que viven 150 millones de afrodescendientes que
viven, en un 80%, en la pobreza y la exclusión política: una total e
inapelable violación de sus derechos humanos.
Megaproyectos, el victimario empresarial: Muchas
de las violaciones a los derechos colectivos e individuales de los
pueblos indígenas y afrodescendientes están relacionadas con el
desarrollo de megaproyectos económicos de multinacionales (energéticas,
agroindustriales, extractivos… ) o con proyectos macroeconomicos de Gobiernos, como el proyecto subimperial de Brasil
que tantas consecuencias está teniendo en la región. Los megaproyectos,
como Pascua Lama en Chile, de la canadiense Barrickk Gold, que ha
acabado con galciares milenarios cuando todavía ni siquiera a comenzado
la etapa extractiva, están afectando de forma grave e intensa a los
derechos territoriales, de autodeterminación, a la seguridad y soberanía
alimentaria o al desarrollo cultural de los pueblos y naciones de
América Latina y El Caribe.
¿Quieres seguir alimentando esta lista de violación de DDHH? ¿Quieres identificar a los victimarios? Adelante…
*
Para las personas que lo echen en falta: La violación a los Derechos
Humanos también acontece en Cuba y Venezuela, pero estos hechos están
tan cubiertos (y, a veces, magnificados) por la mayoría de los medios de
comunicación que nos pareció pertinente mirar un poco más allá.
Por Equipo de Otramérica
Medio amigo de El Ciudadano
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/12/10/45280/la-constante-y-mutante-amenaza-a-los-derechos-humanos/
http://www.elciudadano.cl/2011/12/10/45280/la-constante-y-mutante-amenaza-a-los-derechos-humanos/
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