miércoles, 4 de abril de 2012

Mèxico : De la Madrid, Salinas y Gamboa, una “familia feliz” que destruyó la economía mexicana... Pedro Echeverría V.



1. En México –no se si en otros países también- cuando muere alguien consideran públicamente que murió una persona bondadosa, honesta, casi santa; pero luego –en voz baja- reconocen que era tan funesto como otros. Cuando fallece un político o un intelectual de alto nivel se dicen las maravillas del mundo, pero pasados unos días se olvidan de él como si no hubiese existido. No es cierto de que quien muere sigue viviendo en el corazón; tampoco que en su memoria se den 100 años de lucha. La gente muere y se acaba en el paso de los días porque “el show tiene que seguir”. Recordar a Karl Marx o Benito Juárez es un decir, es repetir alguna de sus frases, pero nada más; sobre todo en estos últimos 50 años en los que vivimos en el “reventón” de que todo cambia, todo pasa y nunca nos bañamos en el mismo río. ¿Acaso no todos nuestros héroes, mártires, intelectuales, se han convertido en simples temas de discursos?
2. La muerte de Miguel de la Madrid me ha llevado a la relectura del interesante libro de Jorge Castañeda: La Herencia y de un trabajo del periodista Jenaro Villamil sobre Emilio Gamboa Patrón. Carlos Salinas ha escrito dos o tres libros, pero aún no los he obtenido, aunque de él conozco casi todo por haber vivido –como articulista de oposición radical- en profundidad su gobierno y sus andanzas posteriores. Seguramente los expresidentes que han escrito parte de sus memorias (López Portillo, De la Madrid, Salinas) tienen mucho que decirnos, pero no hay más conocimientos directos y concretos para los a diario han estado atentos, que los que hemos vivido durante sus respectivos sexenios. Cuando Castañeda o Villamil escriben sólo nos sirven para confirmar lo que en su tiempo vimos. Nos ayudan los datos organizados, pero tenemos que tener cuidado en mirar los autores, por qué lo hacen y cómo los consiguieron.
3. Castañeda, el escritor, hoy político panista y antes perredista, es hijo de papi (un exsecretario de Relaciones Exteriores del PRI) y eso le ha permitido moverse entre los funcionarios como el pez en el agua. Malo no es porque puede averiguar, investigar en las entrañas del monstruo, pero bueno tampoco es porque al vivir en esas entrañas terriblemente contaminadas política-ideológica y sumarse al la derecha, lo ubica en la desconfianza total. ¿Quién le cree hoy en México a Castañeda que del centro priíta, brinco a la socialdemocracia y luego a la derecha panista ocupando altos cargos de gobierno? Villamil es otra cosa: lleva muchos años escribiendo e investigando para la izquierda y no anda en partido o política militante alguna. En México es muy importante ser independiente porque ello permite decir las cosas con toda libertad aunque duelan; además es la única posición que da respeto, aunque todos brinquen.
4. En el equipo de De la Madrid –dato que hace recordar al “nuevo PRI” que hoy se pretende llenar de jóvenes, así como a otros gabinetes de gobierno- los puestos ministeriales claves fueron ocupados por hijos jóvenes de gente que había tenido ya, una generación antes, posiciones destacadas: Manuel Bartlett, de Gobernación, hijo de un gobernador de Tabasco; Lugo Verduzco hijo de una familia que ha dominado el estado de Hidalgo por generaciones; Sepúlveda Amor, hijo de un reconocido internacionalista de Relaciones exteriores; Silva Herzog Flores, hijo de un historiador y político renombrado; Alfredo del Mazo, hijo de un exsecretario de Recursos Hidráulico; Carlos Salinas, hijo de un exministro de Industria y Comercio y el mismo De la Madrid contaba en sus ancestros a gobernadores y al mismo Fernández Hurtado del Banco de México (Ver el libro “Después del milagro”, de Aguilar Camín)
5. En 1987 –finalizando el sexenio de De la Madrid- apareció por primera vez la lista de Forbes; sólo figuraba Garza Sada de los grandes industriales de Monterrey. A los cuatro años en la lista habían dos. En 1992 eran ya siete; al siguiente año 13 y en 1994 la lista contenía ya a 24 mexicanos encabezados por Carlos Slim. Los grandes negocios que se iniciaron con De la Madrid fructificaron en grande durante el sexenio de Salinas. En contraste en ese mismo período de los años 1984 a 1992: el 80 por ciento de la población vio declinar radicalmente sus ingresos de 50 a 45 por ciento y de allí hasta 35 por ciento en su capacidad para adquirir una canasta básica, por ejemplo. Durante los dos primeros sexenios del neoliberalismo (1982-88 y 1988-94) decenas de miles de micros, pequeños y medianos negocios tuvieron que cerrar para dar paso a los grandes negocios que pudieron competir frente al TLCAN que creó nuevos multimillonarios.
6. A De la Madrid y Salinas, personajes como Slim, Azcárraga, Garza Sada, Zambrano, Arango, Romo, Bailleres, les importaron mucho más porque ellos demostraron una gran capacidad para competir con otros capitalista y darle solidez a los tratados internacionales. Aunque fueron decenas, quizá cientos de miles de pequeñas empresas que tuvieron que cerrar sus puertas y despedir a millones de trabajadores, no les importó porque México se convertía en un “país de primer mundo” que estaba ya en la “economía internacional globalizada” vendiendo y comprando dentro del libre comercio que promovió el GATT desde 1985 y el TLCAN desde 1994. Pero del otro lado no se ha podido frenar el enorme desempleo, el subempleo y la miseria de la mayoría de la población. Esto demuestra que no se trata de “maldades” de los gobiernos, sino de políticas internacionales estructurales que siguen los gobiernos como lacayos.
Pedro Echeverría V.

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