Difusión Cencos
Boletín de prensa
Amedi
Amedi
- Es uno de los retrocesos más grandes en materia de concentración
- Pasaremos de un duopolio a un monopolio de la televisión abierta comercial
Sorda a los argumentos, las explicaciones, los datos duros, los
reclamos y la historia de abusos y prebendas; ciega a la excesiva
concentración y a las implicaciones de la convergencia tecnológica en la
distribución multiplataforma de contenidos, la Comisión Federal de
Competencia (CFC) autorizó la concentración entre Televisa y TV Azteca a
través de Iusacell.
Esta decisión se suma al conjunto de privilegios que el partido en el
gobierno ha otorgado a los dos grupos que controlan la televisión
comercial abierta y que ahora son socios en la telefonía y el Internet
móviles. Los comisionados de la CFC fueron sometidos, a excepción del
comisionado Miguel Flores Bernés que voto en contra, al cambiar su
negativa del 24 de enero de 2012 y aprobar el recurso de reconsideración
que interpusieron ambas empresas, permitiendo la concentración.
Con su resolución los comisionados violaron la Constitución y la Ley
Federal de Competencia Económica. Con esta decisión la CFC ha querido
configurar un monopolio convergente que se enfrente a las principales
empresas de telecomunicaciones de este país, pero con ello no protege el
interés público ni el bienestar de los consumidores, sólo el provecho
privado de las empresas. Ha pretendido equilibrar el mercado de las
telecomunicaciones, pero erradicó de un plumazo la escasa competencia
que existía en radiodifusión, fusionando a las dos televisoras que
concentran la casi totalidad del mercado audiovisual.
Canjear la concentración a cambio de que las televisoras no se
interpongan a la existencia de una tercera cadena de televisión muestra
de manera contundente la incapacidad del gobierno para limitar el poder
de las televisoras. Las condiciones impuestas por la CFC son apenas las
obligaciones mínimas que se debieran cumplir en un mercado competitivo,
pero en ninguna forma representan condiciones necesarias para romper con
la concentración en la producción y distribución de contenidos
audiovisuales, máxime si se suma el esquema de multiprogramación
contenido en la política de transición a la Televisión Digital
Terrestre, el cual no requiere licitación ni contraprestación para
ofrecer servicios adicionales, ni siquiera autorización por parte de la
Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), con lo cual cualquier
nuevo competidor tendrá condiciones sumamente inequitativas, ante lo que
ahora es ya un monopolio de la televisión.
Como ocurrió con la llamada Ley Televisa, esta decisión (que vuelve a
favorecer exactamente a los mismos protagonistas) ocurre en medio de un
complejo proceso electoral. Una vez más, la clase política, el gobierno
en turno y los reguladores vuelven a ser frágiles ante el poder de
chantaje de las televisoras, acrecentándolo todavía más con decisiones
regresivas como la de la CFC. Se produce, además, cuando las televisoras
privadas, principalmente Televisa, enfrentan una de sus mayores crisis
de credibilidad, cuando está envuelta en un escándalo que ya alcanzó
dimensiones internacionales, y cuando activos sectores de la sociedad
reclaman la parcialidad y los sesgos informativos de las dos televisoras
que ahora estrechan vínculos comerciales gracias a la obsequiosidad de
quienes debieran velar por la competencia y prevenir concentraciones
anticompetitivas. No hacía falta autorizar la fusión Televisa-Iusacell
para comprobar el daño que el duopolio le ha infligido a la democracia
mexicana; ahora ese poder se ve fortalecido y acrecentado por
resoluciones tomadas bajo presiones políticas.
Todo lo anterior no puede entenderse sino como una instrucción
presidencial. Es precisamente el Ejecutivo Federal el responsable
directo del otorgamiento de privilegios y prebendas a través de los
organismos reguladores como la CFC y la Cofetel, capturados por los
intereses político-electorales de la actual administración. Por eso no
es extraño que Josefina Vázquez Mota haya sido la única de los cuatro
candidatos a la presidencia de la república que no respondió las siete
preguntas que la Coalición Ciudadana Democracia y Medios les formuló
para conocer sus propuestas en torno a la agenda de la libertad de
expresión y el derecho a la información.
Este ramillete de dádivas a cambio de nada, pues el gobierno ha perdido
el rumbo y su partido ocupa el tercer lugar en las preferencias
electorales, sólo documentan históricamente que el presidente Felipe
Calderón gobernó en beneficio de Televisa y TV Azteca. Mientras tanto,
la sociedad permanecerá en espera de la democratización de los medios de
comunicación. Todos estos regalos del gobierno le permitirán a Emilio
Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego “vivir mejor”, pero para el
resto de los ciudadanos las telecomunicaciones y los medios se
encuentran peor.
México, D.F., 14 de junio de 2012
Asociación Mexicana de Derecho a la Información, A.C.
Aleida Calleja
Presidenta
Alberto Aziz Nassif
Coordinador del Consejo Consultivo
Presidenta
Alberto Aziz Nassif
Coordinador del Consejo Consultivo
Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos
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